Carta abierta a Diego Ceballos

Es Jueves a la mañana y viajo de La Plata a Buenos Aires. Pienso en como arruinaste la noche que había planificado. Era un plan simple y hermoso. Ver con amigos el mejor partido que puede ofrecernos hoy el fútbol argentino, al menos los dos mejores equipos. Pero lo arruinaste. Lo peor es que ninguno de los cuatro que vimos juntos el encuentro (de los cuatro frente a la pantalla no había hinchas de Boca ni de Central, sólo futboleros) cree en tu incompetencia. Arruinaste el espectáculo por completo, hasta la pizza tenía gusto a podrido. El problema mayor empezó al final. Consumado el “juego”.

Uno de los chicos dijo “No miro más fútbol, es todo una mentira”.

Sigo por la autopista, pienso en lo que dijo mi amigo anoche, veo por la ventana entrenar a un arquero en un club, revolcarse en la tierra a un lado y el otro y me pregunto ¿para qué? Te pregunto ¿para qué?

¿Qué sentido tiene mejorar la técnica y el físico? ¿Qué sentido tiene aprender de tácticas y trabajo en equipo? ¿Qué sentido tiene luchar para ser titular? Si un tipo te puede arruinar todo si tiene ganas.

No me importa si, como muestran los chistes en las redes sociales, te llevaste una balija llena de guita.

No me interesa si el clima electoral en Boca presionó más de la cuenta.

Tampoco me es relevante si sos hincha de Boca y la camiseta pudo más que vos.

Como ya dije, no creo que sea mera incompetencia. Por supuesto que acepto los errores, pero no tantos, de ese calibre y todos del mismo lado.

Lo que me importa es que mi amigo no cree más en el fútbol y como el debe haber muchos. ¿Y sabés qué? Viendo como jugaste tu partido no tengo argumentos para decirle lo contrario.

Es muy grave todo, no soy idealista, pero estas jugando para esos que dicen que: “Está todo podrido”; “Esto no tiene solución”; “¿Y que querés?… Si son todos corruptos” No quiero que dejes de dirigir por diez años, ni que vayas preso, ni que te pase algo malo, pero no podés robarnos el fútbol. Mejor dicho, por favor, dejá de jugar para los que pudren el fútbol. Jugá para los que nos negamos a aceptar que ese es el único fútbol posible en un contexto de mercado voraz.

Estás a tiempo. No te conozco Diego pero más allá de lo que haya pasado en ese partido confío en que puedas sentarte, tomarte tu tiempo y reflexionar. Debe ser una de las profesiones con más presiones, lo imagino. Quedarán muchos partidos para que dirijas, te deseo mejor suerte en el futuro.

Por suerte el bondi siguió por la autopista y mas adelante vi a cuatro pibes jugando con una pelota y riendo en un potrero, sin autoridades más que su moral, eso me dejó un poco más tranquilo. La esencia del juego está viva, solo hay que salvarla.

Un abrazo Diego

Nicolas Swidzinski, un futbolero cualquiera

@Polloswidzinski

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